miércoles, febrero 03, 2010

ROMANCE DE LA ORIENTADORA

Merece estar entre las grandes joyas literarias de la Generación de la LOGSE y de los Poetae Novellissimi post lege LOGSE. No digo ya formar parte del Romancero español junto a Amenábar, Amenábar, moro de la morería... (upsss, este es el de Ágora) quise decir:
«Abenámar, Abenámar,
moro de la morería,
el día que tú naciste
grandes señales había.
 
Aquí os lo dejo:
 

La sesión de evaluación  dispuesta a empezar estaba el tutor que era de Lengua, dijo que todos callaran y pidió a la Orientadora que, por favor, se sentara.
La Orientadora, psicóloga, tiene en propiedad su plaza desde que la LOGSE impera en los Centros de Enseñanza. Sabe al dedillo la Ley, habla la jerga bárbara  de los psicopedagogos y de la fauna logsiana.
Comienza la evaluación, las notas así se cantan: Iván Peláez Borrego. Con este mozo, ¿qué pasa?  A éste le quedan seis. Titulación denegada.
Pero habló la Orientadora, y de esta manera hablaba:
“No nos permite la LOGSE hacer tan gran canallada si algún alumno o alumna no superase algún área siendo con insuficiente evaluado o evaluada debe discutirse aquí si es persona preparada si domina las destrezas los objetivos de etapa si se ajustan los diseños si se dan las circunstancias si se hizo adaptación al chaval o a la chavala si de los procedimientos se llevó relación clara y si de las actitudes quedó notoria constancia. ¿Detectáronse a tiempo todas esas problemáticas? ¿Se hicieron formularios, programaciones de aula?  ¿Motivósele al efecto con estrategia adecuada?  ¿Hizose por el tutor en la clase un sociograma?”
Muchos de los profesores se miran, piensan y callan. Hizose largo silencio, ni una mosca se escuchaba. Y luego el de Historia habló. Bien oiréis lo que hablaba:  “¡Pero si este mozalbete  las más de las veces falta.  Y cuando viene, molesta, grita, juega, se levanta; no atiende al profesor, ni estudia ni trabaja;  no se está quieto un momento,  de los profesores pasa,  es deslenguado soez, torpe, necio y tarambana. ¿Cómo darle el mismo título que al que se aplica y se afana y saca muy buenas notas y cumple normas y pautas? Sería inicua injusticia,  sería indecente práctica, sería de los calzones hacerse la gran bajada.”
Los profesores se miran y, con voz amortiguada, se comentan a la oreja  las cosas que allí se tratan. Los más parecen de acuerdo, otros niegan y rechazan.
“¡Como podéis decir eso!”  Y la Orientadora exclama:  “¡No queréis tener en cuenta la normativa aprobada!  ¿Te has leído el plan de Centro? ¿Has repasado las páginas de los valiosos Diseños Curriculares de Etapa? ¿Practicas la evaluación continua y bien adaptada? ¿No aplicas en tu clase la enseñanza igualitaria?  Si el muchacho no te atiende,  será porque usas la práctica de la lección magistral, que es retrógrada y nefasta. Debes dar motivación  y educación y enseñanza, descender de la tarima,  que es plataforma tiránica; debes ser más solidario con chavales y chavalas, darles menos contenidos que no hacen mucha falta y mirar sus intereses, captar bien su idiosincrasia y educar en valores de sociedad democrática;  ser más tolerante y lúdico, ser con ellos camaradas  y mostrarte comprensivo en cada unidad didáctica.”
“Pero, aprobando a éste, ¿quién el título no alcanza? Veremos el próximo curso cómo vienen a las aulas  y cursar Bachillerato así, por toda la jeta un montón de analfabetos, inútiles, vagos y caras. Mozalbetes ignorantes e iletradas muchachas que no hacen ni la O con un canuto de caña.”
Subieron las discusiones arreciaron las palabras se esgrimieron circulares leyes, fueros y ordenanzas.  Hablose allí de principios, de posturas reaccionarias  de los derechos humanos y falta de democracia. De lo divino y lo humano todo el mundo allí hablaba. Llevaban así tres horas y el personal se cansaba, hasta que un profesor dijo:
“A ver cuántas le quedaban  al mozo que, por el titulo, la disputa originara.” “Quedábanle seis”, responden. “Pues yo, que doy Matemáticas,  que las tiene muy suspensas, ahora están aprobadas y solo cinco le quedan..”  Y la de Francés que estaba mohina y entristecida,  a punto de echar las lágrimas, dijo con voz melancólica, mortecina y apagada: “Ponle aprobado en Francés.” “Que apruebe también la Plástica.” (Sonó la voz del artista, que tenia enormes ganas de acabar las discusiones e irse a pintar a casa).  “Pues yo, para no ser menos, le apruebo Cultura Clásica.”
Y aprueba que te aprueba,  el typex se chorreaba,  sumergiendo los suspensos bajo una patina blanca.
El tutor, los suficientes prestamente rotulaba: “Iván Peláez Borrego:  ¡Quédanle dos, luego pasa!”